lunes, 30 de mayo de 2011

Historia de un dolor



Hoy desperte deseando que el dolor que me dejo dormir me permita al menos enderezarme para salir de la cama. Agito un pie, despues del otro. Cuando me siento capaz de doblar la rodilla giro la cadera hacia la derecha y salgo de la cama. No puedo agacharme. Camino buscando mi medicina que al menos hoy, por un rato, me permita olvidarme de lo que taladra mi espalda y corre por mi pierna, quemándome y lastimandome un golpe tras otro. La tomo y se que empezare a sentirme mejor mientras me baño y me visto. Si logro cruzar la pierna y abrocharme los zapatos sera el primer logro de hoy....

(sobre una platica de un paciente con lumbociatalgia)

Continuará....

martes, 10 de mayo de 2011

El viaje




Platicando hace unos días con un compañero nos preguntábamos como podríamos comparar el acto anestésico. Una comparación mas o menos aproximada nos dio la idea de un viaje, especificamente por tierra. 


¿Que te viene a la mente cuando ves la imagen de arriba?


Puede haber muchas respuestas, y seguramente que son muchas y todas correctas. En anestesia se traducen en probabilidades que las vuelven posibles, algunas son previsibles y otras definitivamente no. 
Puede que todo transcurra sin problema, que el viaje/anestesia empiece y concluya llegando felizmente a su destino. 
Pero puede que suceda que en el camino se descomponga el vehículo/aparato de anestesia. Que el suministro de oxígeno/aire que facilita la marcha se termine, se escape, se acabe. Que se yo.

Puede que los sígnos y señales del camino esten presentes, que sean tan claros y evidentes que nos adviertan del peligro. Puede que no esten plenamente visibles, puede que a pesar de serlo, no los veamos, o de plano, decidamos ignorarlos. 

¿Donde? En los sígnos clínicos del paciente, en lo que nos dice, en lo que escuchamos con el estetoscopio, en las líneas que muestra el monitor y en sus alarmas (apagadas intencionadamente en muchos de los casos).

La mayoría de las veces este es un camino parecido a los de antes. Nunca es igual, comparte características, pero ni la velocidad, ni el peralte, ni las condiciones del vehículo, de quien lo maneja, son las mismas. Ni la hora, ni el día. Tampoco los pacientes, aunque tengan la misma patología con el mismo tiempo de evolución, aunque tengan la misma edad, o el mismo sexo, o el mismo peso, lo que sea. Nada es igual.

A diferencia de un viaje terrestre que termina de forma catastrófica, en anestesia es uno mismo el que queda vivo y puede y debe, diria yo, aprender del error.

Y volver a empezar, otra vez, de nuevo, muchas veces.




Día de la madre



Hoy en México se celebra el dia de la Madre, así en singular, con mayúscula. De todas las que son, de las que ya no están o las que nunca lo fueron en su cuerpo y a través de su compañia a sobrinos, ahijados, vecinos llenan este día. Tener a la madre, a la esposa y a la hija, da facetas interesantes, porque a la vez uno tambien va experimentando los cambios de ser hijo, esposo, padre. A todas, las que leen este blog desde tierras cercanas y allende las fronteras, una cordial y calurosa felicitación.

El dibujo de arriba muestra que en la maternidad no todo es color de rosa, sino una variedad de contrastes y complementos.

Termino esta entrada con unos versos (a propósito del dia) de Gibran Khalil Gibran.


Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.



PD Otro poco de humor, de Maitena.